En 2003 se aprobó el anterior Plan General de Ordenación Urbana de Vitoria-Gasteiz. Un plan que firmó la 'sentencia de muerte' de la pequeña capital tal y como se conocía: se daba vía libre a una gran expansión, con el nuevo barrio de Salburua. El documento se define como gran apuesta de futuro debido a la enorme oferta residencial asociada, pero lo que realmente significó para Vitoria fue su fragmentación y dispersión urbana, dadas las dimensiones y densidades de población propuestas.
Desaparece el concepto de ciudad a pequeña escala, cómoda para ir a pie. Cuenta con mayor extensión, por lo que habría sido necesario un estudio previo y en profundidad para modificar las redes de transporte públicas, que tienen que dar servicio a estas nuevas zonas. A día de hoy, Salburua sigue muy desconectada, a pesar de que cada poco tiempo se intentan mejorar las líneas. Al mismo tiempo la dispersión urbana dificulta un transporte colectivo racional, lo que, inevitablemente, deriva en un funcionamiento ineficiente del mismo.
Otro efecto directo es la descentralización de la ciudad. El casco histórico de Vitoria ya no es el centro de ocio, el lugar de reunión de todos los vitorianos. La dispersión, la distancia y la falta de transporte público han posibilitado la aparición de nuevos núcleos en los que la gente encuentra la misma oferta. Además, prácticamente toda una generación se ha desplazado a estas zonas, lo que supone que los antiguos barrios industriales que rodean el Casco Viejo cuenten con una población muy envejecida, queden despoblados o, incluso, que se formen guetos. Por ello, habría sido necesario, antes que un plan de expansión, un plan de rehabilitación, de inversión, de puesta en valor de estas zonas.
(Fuente del texto: Gasteizhoy) - (Fuente de las fotografías: Santiago Arina 1963 / Internet 2014)
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