ANTES (Fuente de las fotografías: www.es.wikipedia.org / www.turisbox.com) AHORA
Hasta que se construyó la Plaza Nueva, hoy de España, a fines del siglo XVIII, era todo un amplio terreno que constituía lo que se llamaba "El Rabal" o "Arrabal", y se extendía desde la iglesia de San Miguel hacia la parte que hoy ocupan las calles de Postas, San Antonio e Independencia.
En el trozo próximo a la entrada a las calles viejas, por esta parte de la población, se formó la que hoy es Plaza de la Virgen Blanca, cuyo nombre ostenta desde el 20 de octubre de 1901.
Aunque el acuerdo de que así se le nombrara había sido tomado por el Ayuntamiento el 25 de agosto de 1897. Anteriormente se le había denominado Plaza Vieja de Castilla, desde el 12 de octubre de 1887; como también se le llamó, separadamente, Vieja o de Castilla. Antes, el 20 de septiembre de 1843, se le había otorgado el título de Plaza de Sevilla, para conmemorar la defensa que de esta ciudad hiciera Espartero; pero, aunque incluso llegó a ser encargada la lápida con tal nombre, no prosperó éste. Algún tiempo se le conoció también por Plaza Mayor, y popularmente se le ha distinguido con los nombres de "Plaza de la sartén", por la configuración que tiene, y "El Mentirón", debido a que dicho lugar ha solido ser sitio de reunión de los vitorianos para sus comentarios, haciendo de la plaza un mentidero o mentirón.
También se ha solido llamar callejón de la Blanca al que existe dentro de la Plaza, entre la subida de San Miguel y las fachadas posteriores de la Plaza de España, donde tuvo sus oficinas el Deportivo Alavés hasta hace pocos años y a cuya entrada se halla una caseta de fotografía rápida.
En este mismo lugar fue muy popular la caseta que tenía una amable mujer llamada Benita que, entre otras cosas, vendía comida para las palomas.
Constituye esta plaza el verdadero centro de Vitoria, donde llegan a afluir todas las gentes y se detienen indefectiblemente los forasteros que la visitan, siendo el lugar que más caracteriza a la Ciudad.
No siempre ha ofrecido el aspecto que actualmente tiene, puesto que los jardincillos que la cubren no surgieron hasta después de haberse levantado el monumento que aparece en su centro. Antes, bien ha permanecido con todo su espacio libre, o cubierto de arbolado. Lo que si ha tenido, en una y otra época, ha sido kioskos para unos u otros destinos de los que ahora únicamente queda uno, ya que no hace muchos años desapareció el que se hallaba, haciéndole pareja, frente a la esquina de Postas-General Loma, mandado retirar por el obstáculo que suponía y su daño a la perspectiva de la Plaza.
Entre el mismo lugar y la calzada que se inicia en la esquina de la calle Diputación tuvo un kiosko o caseta entre finales del pasado siglo y comienzo del actual la "Electra Hidráulica Alavesa", que lo instaló en 1898 .
En el mismo lugar permanecieron algún tiempo unos retretes de pago que, por confusión de la G, se llamaron "retretes de Paco".
El monumento que, dedicado a conmemorar la Batalla de Vitoria, se levanta en el centro de la Plaza, fue inaugurado el 4 de agosto del año 1917, al cabo de un siglo de haber surgido la idea de su erección. Fue expuesta por don Manuel Aróstegui, diputado por Alava en las Cortes de Cádiz, quien el 2 de julio de 1813 solicitó la conmemoración en piedra de la citada Batalla, dada en las proximidades de la capital de su nombre el día 21 de junio anterior. Aunque acogida la sugerencia, quedó en el olvido hasta que el año 1909 el alcalde don Pedro Ordoño presentó una moción para que se llevara a cabo el proyecto. La obra fue adjudicada al escultor Gabriel Borrás. Como no pudo estar terminado para el centenario de la Batalla, hubo que demorar su inauguración hasta la víspera del día de la Blanca, de cuatro años después.
Un principal acontecimiento celebrado en el centro de la Plaza unos años antes fue el de la inauguración de las aguas del Gorbea, que se efectuó en la tarde del 21 de septiembre de 1884, con la concurrencia de autoridades y pueblo. Bendecidas por el obispo, don Mariano Miguel Gómez, quedaron abiertos los conductos de las cañerías y grandes surtidores se elevaron a lo alto, en medio de la general emoción, mientras cohetes y campanas manifestaban el alborozo del momento.
Otra ocasión solemne que congregó la multitud en la misma Plaza fue antes la del 13 de septiembre de 1865, con motivo de la visita que hizo a Vitoria la reina Isabel II, su esposo y los príncipes. Se había instalado la "tienda real" en la Plaza, a la que llegó la regia comitiva precedida de comparsas de niños, los mozos de las siete Cuadrillas, con sus heraldos, Diputación General, Padres de Provincia, etc., así como las bandas de clarineros y atabaleros.
En los tiempos actuales bien conocido es el espectáculo que forma la multitud congregada a las seis de la tarde de cada 4 de agosto para asistir al rito del comienzo de las fiestas oficiales en honor de la Patrona de Vitoria, la Virgen Blanca. Trasladado el acto el año 1971 desde la Plaza de España, con motivo de las obras de restauración de la misma es muy posible que siga utilizándose el mismo escenario, dada su mayor amplitud para acoger a la muchedumbre que en este lugar se reúne en tal ocasión.
Cuando no se hallaba trazada la plaza, sobre la explanada que se extendía al pie de San Miguel, donde se encontraba el edificio destinado a Ayuntamiento y Alhóndiga, había un muro de mampostería que se conocía por el "pretil de los leones", por los dos de piedra que figuraban a ambos lados de dicho muro. Coincidía en parte con el actual en el que quedó instalada la fuente que hoy existe, colocada en los primeros años treinta.
En el siglo pasado hubo otras varias, situadas hacia el centro de la plaza. Se conocían la Fuente Mayor y la de Triana, con aguas de Berrosteguieta, que fueron las primeras que se proporcionaron a Vitoria, así como de Las Trianas, que motivaría sin duda el nombre de una de las fuentes.
Al dotar a la ciudad de las aguas de Berrosteguieta se instaló en el centro de la Plaza una artística fuente con ocho caños, denominada "María Victoria", que permaneció desde 1780 a 1877. Le sustituyó la de Isabel II, con una estatua de ésta en su parte más alta, levantada en agradecimiento a los favores hechos por la misma a la Ciudad. Desapareció a finales del siglo pasado.
En una de esas fuentes fue donde los humoristas vitorianos del siglo XIX cierta noche colocaron un largo intestino que derivó el agua hacia la calle Herrería y provocó la alarmante inundación que en ésta hubo.
Bien avanzado el presente siglo vimos en el rinconcillo frente al estanco la fuente de los "patos" que, después de haber recorrido varios lugares, volvió hace unos cuantos años a su primitivo lugar.
Antes de efectuarse la traída de aguas del Gorbea se pensó, en busca de la que Vitoria necesitaba, que pudiera dar resultado la construcción de un pozo artesiano, teniendo en cuenta las grandes venas de agua que discurren por el subsuelo de Vitoria. Día y noche estuvieron oyendo los vitorianos ininterrumpidamente durante cuatro años el ruido característico del motor que producía la oradación y que incluso llegó a inspirar al músico Dimas Uruñuela para la composición de un zortziko. Pero, al cabo de haber llegado la perforación hasta 1.021 metros de profundidad, como el agua no apareciese, se desistió del propósito. El intento se rememora en la placa que se colocó en dicho lugar, al pie del monumento. Fue iniciada la perforación el 22 de noviembre de 1877 y se abandonó en enero de 1882.
Esta Plaza ha servido algún tiempo como lugar de mercado, y no hace todavía tantos años que desaparecieron los últimos puestos de calzado y ropas en la parte frontera a las casas junto a las calles viejas y por la plazoleta de la de Moraza. La circunstancia de que algún tiempo se establecieran las vendedoras de legumbre hizo que se le distinguiera por "cuesta de las alubieras". Como también se distinguía por la "acera ancha" la que corre desde la actual calle de la Diputación a Ja Correría. Otros puestos que se establecían en esta Plaza eran de frutería, guarnicionería, mercería, loza, albarqueros, latoneros, sogueros, caldereros y ferreteros; amén de los de ollería, que motivó el que se llamaba "plaza de las olleras" a la que se encuentra junto a la calle Moraza, en la desembocadura de la escalera que comunica con la Plaza de España desde el año 40. Algún tiempo estuvo también el mercado de granos.
Ha solido servir asimismo la Plaza de la Virgen Blanca para diversos espectáculos populares. Las corridas corrientes de toros se celebraban en ella, y pasaban a la inmediata de España si las habría de presidir alguna personalidad ilustre.
Cuando empezaba a conocerse el cinematógrafo se dieron algunas proyecciones por las fiestas de la Blanca, de las que se solía encargar el coronel don Celestino Alonso. La pantalla se colocaba entre los actuales establecimientos de Hueto y "Calzados Julia", con objeto de que el público pudiera ver las proyecciones desde las calles Postas, Diputación y Prado.
En tiempos en que las fiestas de Vitoria se hacían el mes de septiembre, en el siglo XIX, solíanse quemar las colecciones de fuegos artificiales en esta Plaza, y en los programas se detallaban las características de cada una de las piezas. En algunos de los tiempos modernos también se hizo algunos años, entre los años 1950 al 1954, en la parte alta.
El año 1855 fueron derribados los arcos de entrada a las calles viejas que comunicaban con la Plaza.
Cuando se construyó el Palacio de la Provincia a punto estuvo de hacerse en esta Plaza, entre las calles de la Herrería y la Zapatería, según el proyecto del arquitecto Martín Saracibar que con él había obsequiado a la Diputación como muestra de gratitud por haberle pensionado.
En la esquina hacia la calle de Postas hubo un célebre parador, con fachada a la Plaza de España, donde se albergó el famoso escritor Melchor de Jovellanos.
Ha habido en la Plaza de la Virgen Blanca varios populares comercios ya desaparecidos. Entre la primera casa de la Correría y las escaleras de San Miguel, la alpargatería de Eugenio Chinchurreta. Enfrente, el depósito de bicicletas y máquinas de coser, luego de venta de ropas, de Atauri. En el número 3, la primitiva "Casa de Saldos". Entre la Zapatería y
la Herrería, la zapatería de "La lsabelita", esposa del fotógrafo Antonio Salinas.
Al otro lado, frente a casa Mendía, donde hoy los Almacenes Castresana, fue muy popular el comercio de Fresca; y en la otra esquina, el de Nicasio Tolosana, en el que solían formarse animadas tertulias. Justamente en el fondo, dando también a la Plaza de España, tuvo su sastrería Javier Ibarra, concejal que fue. Cerca de la calle Postas, el almacén de coloniales de Pablo Erbina.
Desde el año 1957 al 1973 estuvo situado el Club "Deportivo Alavés" en el primer piso de la casa que se encuentra una vez pasado el ingreso a la Plaza de España.
En el plano de Olaguíbel confeccionado, por orden del Real y Supremo Consejo de Castilla, a principios del siglo XIX, se nombra "Plazuela de la Blanca" la actual del Machete.
(Fuente del texto: Venancio del Val)
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